¿Es realidad o verdad?




 En el flujo de los acontecimientos actuales, donde los bulos se mezclan con verdades y realidades, es necesario saber identificar que es verdad y que es real; la excesiva información que nos llega desde distintas fuentes produce sensaciones que nos impide aclarar los motivos por los cuales nos sentimos reflejados. Obligados a abandonar el camino de la realidad.

Para poder explicarlo vamos a plantear y desarrollar estos conceptos desde los filósofos helenisticos:

Epicuro: Las dos cosas estrechamente ligadas entre sí, son la representación y la opinión, la representación o evidencia es verdadera en todo momento como el placer y el dolor, son afecciones nuestras lo que produce cada una de ellas que está siempre y enteramente representado, y es imposible que, estando representado, resulte capaz de producir una representación sin ser en verdad tal y como aparece. Hay que añadir que las representaciones siempre son verdaderas porque coinciden con percepciones sensibles a algo real, mientras que las opiniones o los juicios pueden ser verdaderos o falsos. El error lo es del sujeto que opina o que juzga. Esta se muestra como un simulacro verdadero, aunque no todos dicen de verdad el objeto que los produce: las imágenes no siempre reproducen correctamente el objeto del que son imágenes.

Lucrecio en cambio tiene en cuenta el sentido de la vista, hay también figuras de cosas y colores que no se adaptan bien a los sentidos de todos, supone que percibimos una secuencia continua de simulacros emitidas desde los cuerpos que vemos: La imagen no lo es del simulacro, ni comunica el objeto en tanto que haz de átomos que fluyen. No vemos el simulacro, sino gracias a él, gracias a la rápida sucesión que producen un efecto, a saber: la imagen. Y como Epicuro, hace referencia a los simulacros que se mueven a la velocidad del pensamiento, no habrá entonces grandes diferencias entre el tiempo que tardan en llegar a nosotros: es indiferente ver un objeto directamente o verlo reflejado en el espejo, también la distancia influye, no es lo mismo verlo cerca y claro o lejos y distorsionado.

Plutarco afirmaba que no se verifican las informaciones que nos dan los sentidos, sino las opiniones sobre las informaciones que nos dan los sentidos. Dado que las impresiones son verdaderas y son igualmente dignas de confianza no hace falta verificarlas, es tarea de la opinión como producto de la mente que interpretar los sentidos en confirmar o rechazar.

Para ampliar las reflexiones de los epicúreos añado estos conceptos sobre las opiniones y las creencias:

Opiniones: pueden ser verdaderas o falsas, puesto que, consiste en juicios sobre las representaciones y a veces las juzgamos correctamente y otras erróneamente, interpretamos falsamente las sensaciones irracionales, bien porque añadimos alguna cosa y se lo atribuimos a las representaciones, bien porque se lo quitamos.

Creencias: segundo criterio de verdad, un almacén de memoria de las cosas que determinan nuestras expectativas de futuras imágenes, están constituidas por experiencias anteriores y por tanto solo lo son en el sentido de que anteceden a toda investigación y a toda disputa, así como en el sentido de que ni no son impuestas ni deben aceptarse por convención.



Filodemo se centrará en las prenociones que se forman por transición según similitudes a partir de la observación de casos particulares, y sobre la base de sus similitudes y diferencias, debe concluirse que el alma humana, cuando explica la naturaleza de las cosas, no es pasiva, pues forma activamente preconcepción reuniendo apariencias similares, están formadas por paquetes o conglomerados. Siendo para Filodemo el alma el conductor de las percepciones.



Según los estoicos todo conocimiento tiene su origen en las impresiones recibidas por nuestros sentidos, cuyas sensaciones son la fuente última de todo proceso cognoscitivo dentro de la mente humana que está dispuesta para recibir las noticias que los sentidos le transmiten de los objetos externos, disponiendo de una capacidad natural para elaborar, a partir de la información sensible, el acto cognoscitivo, que es algo más simple y pasivo en un proceso de recogida de datos. La sensación se convierte así en una autentica percepción cuando los datos recibidos, percibidos sensiblemente, son presentados al entendimiento, y éste forma una representación mental o imagen del objeto exterior en cuestión. Ahí interviene el momento de reconocimiento por el que el entendimiento da su conformidad a la imagen representada. Para que sea verdadera tendrá que ser aceptada como tal y esto no sucederá mientras no se manifieste de una forma clara, solo las representaciones mentales reconocidas son un fundamento de la verdadera comprensión, la imagen se convierte en el criterio básico para la afirmación o la negación verídica.

Siendo evidente que las sensaciones que llegan al entendimiento pueden resultar falsas, no en cuanto tales sensaciones de un algo exterior, sino en la predicción de un algo determinado, en el juicio subsiguiente, tanto porque se reciban confusas y deformada como porque el entendimiento las refiera a un objeto improcedente. El asentimiento de la mente requiere unas ciertas garantías de verosimilitud y somete los datos sensibles a una ulterior comprobación.

Todo conocimiento hay:

un aspecto pasivo: Recepción de datos sensibles o corazón.

un aspecto activo: Examen de los datos antes de ser aceptados como testimonio valido de lo real.

Formación de ideas o conceptos generales: (semejantes a los epicúreos)

A partir de los recuerdos repetidos que las singularidades impresiones de un mismo tipo han dejado en el entendimiento, éste forma una idea abstracta de la imagen esencial de ese objeto o clase de objetos.

También en el lenguaje humano:

Se basa en la existencia de esas nociones universales o en la posibilidad de predicar ideas generales de individuos u objetos individuales, que es lo que se presenta a nuestros sentidos.



Concluimos que: conviene ser consciente de lo que denotan las palabras, para que en los temas sujetos a opinión que se investigan o se discuten, podemos emitir juicios refiriéndonos a sus designios, y al hacer una demostración, no se nos vaya todo confuso al infinito o nos quedemos en palabras vacías. Es preciso que en cada palabra atendamos a su sentido primero y que requiera explicaciones, si es que hemos de tener un término al que referirse. La determinación de nuestros sentimientos o emociones pueden visualizarnos un hecho diferente al real, nublando nuestra percepción y confundiendo términos aparentemente claros, estas cualidades se desarrollan de forma pasiva al perder nuestra voluntad al dominio de nuestro ser.

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