Me refiero a la Carpintería Nafer, a la cabeza Nazario, el de la imagen, capturada durante una clase de apicultura, y es simbólico puesto que ni se lo esperaba ni lo sabía que hoy voy hablar sobre él.
La dedicación que presta a los que le rodean es familiar, intensa y muy colaborativa, aún sabiendo la competencia que crea a su alrededor, no pierde un minuto en enseñar y mostrar sus conocimientos.
Han pasado miles de alumnos/as en su manos, aprendiendo y recordando sus palabras, sus gestos y sus expresiones, cualidades que se recuerdan, como la cardioterapia, que muchos ya recordarán.
Criado en Las Navas de Ricomalillo, siempre cabe esperar en sus intervenciones los recuerdos de su pueblo, llevando en su corazón la tierra que le ha convertido en lo que es: un hijo predilecto. (Ojalá algún día le den el merito que merece).
Siempre yendo más allá de lo que se puede esperar en un Centro de Formación ligado al SEPE.
Dicha cualidad también se muestra al personal del centro, tanto su hermana Prados, que siempre está en la oficina atendiendo a los interesados, a J.L. Cerezo, un maestro del formón y la gubia, como a los demás miembros de esta familia que he ido conociendo a lo largo del tiempo.
Desde aquí también saludo a estos nuevos compañeros de viaje que me acompañan en esta aventura, pronto los veréis en el canal de YouTube, y en la cual disfrutaremos de la compañía y las ganas de aprender esta nueva afición.
Os paso un enlace para poder observar la maravilla de este mundo, contiene una breve introducción:
BUENA VIBRA COMPAÑEROS.