Es normal en estos tiempos invernales, el soltar las cañas y visitar los olivos, quienes tuvieran dichos cultivos, por suerte al sur de Gredos, en mi querida tierra de Almendral de la Cañada, convirtiéndose en jornada obligatoria de subsistencia, buen aceitillo donde mojar el pan.
Compartiendo los momentos tradicionales de la retirada de hojas posada en buenas mantas, la claridad del producto hace ver mejor su calidad.
En el S.XXI no puede faltar la tecnología, y en su caso al profesional capaz de facilitar su caída, puesto que con varas y cuerpo, la velocidad y el manejo acelera el trabajo.
Una de la parte por no decir la mejor, es aquel que nos sentamos a jalar un rato, todo artesanal y casero, elaborado de nuestro animales, ya cumplido con el abastecimiento familiar, la tortilla es comprada, no había tiempo para hacer más.
Nuestro querida herramienta es el tractor, un frutero capaz de meterse por los lugares donde el coche quedaría atascado, con su lentitud y buen paso, consigue esquivar los gradientes del campo.
Y hasta aquí, podemos dar terminada la jornada, esperando al siguiente día para seguir con esta tradición que desde bien pequeño tengo el honor de conocer y compartir.
¡BUENA PESCA COMPAÑEROS!
